Jacob Elordi, el hombre al lado de 'Priscilla': "Hay una idea equivocada sobre la voz de Elvis Presley" (2024)

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El 14 de febrero se estrena en cines Priscilla, un guiño a San Valentín para contar la historia de la que fuera esposa de Elvis Presley. De amor, sí, en el fondo, pero desde luego no exenta de sentimientos que pueden llegar a ser lo contrario al amor. Se trata de la versión de Sofia Coppola del libro en el que Priscilla cuenta cómo fue en realidad esa relación desde dentro, lejos de construcción mediática, icónica y casi mitológica que siempre les ha envuelto.

La película está magistralmente protagonizada por Cailee Spaeny (incomprensible que no entrara en las quinielas de los Oscar, sobre todo después de ganar en Venecia) y por Jacob Elordi, posiblemente el actor más atractivo de la industria, y para la industria, en este momento. Hemos tenido la oportunidad de hablar con Elordi para que nos cuente sus impresiones sobre interpretar al rey del rock and roll en una historia intimista y repleta de detalles, todo ello tratado con esa tremenda delicadeza que caracteriza a los trabajos de la directora.

En primer lugar, ¿qué te parece el punto de vista que adopta la película?
La verdad es que la idea me entusiasmó, porque es del todo única. Nunca había oído nada semejante, nunca se me había ocurrido. Me atrajo mucho la idea de ponerme al servicio de su historia, algo que no es habitual cuando haces de Elvis Presley. Si eres Elvis, no estás al servicio de nadie. Fue lo que más me gustó, poder buscar la forma de dar un paso hacia atrás y, bueno, ser parte de la historia como uno más en vez de ser la historia.

¿Qué opinas de cómo ha enfocado Sofia la relación entre los dos, de cómo ha querido contar la historia?
Sofia, por naturaleza, es una mujer muy amable, muy meticulosa. Desde el principio no quiso inclinarse por un lado u otro, ni aprovecharse de nada. Se trataba de contar la historia tal y como Priscilla la había contado. Eso sí, intentando siempre aportar tanto amor y cariño como hace Priscilla cuando habla de la relación. No dejarse llevar por lo que el resto del mundo pueda pensar, sino contarlo tal y como está escrito. Eso siempre fue lo importante desde el principio.

Es su impresión después de leer el libro.
Exactamente, eso es. El libro es un viaje maravilloso. Increíblemente intimista. Lo que más me sorprendió durante todo este recorrido fue que, pasase lo que pasase en su relación, seguía existiendo un profundo amor y cariño entre esas dos personas, sin que importara la situación o el momento. Pase lo que pase, hay un amor indiscutible.

¿Cómo te preparaste para el papel de Elvis Presley?
Bueno, hubo un pequeño momento de terror. Por suerte, estaba rodando otra película en aquel momento. Estaba en Inglaterra, rodaba durante el día, volvía a mi habitación que había convertido en un alta a Priscilla, con fotos por toda la pared, y me pasaba la noche viendo las películas, escuchando su música, leyendo el libro, documentándome. Me dediqué a meterme de lleno y prepararme para tirarme al vacío sin parpadear.

¿Cómo de importante era para ti captar la voz de Elvis? Porque se nota muy trabajado.
Muchas gracias, era muy importante. Creo que hay una idea equivocada en cuanto a Elvis. Ya sabes, ese tono. Todo estaba ahí, muy abajo. Pero si te documentas, si ves películas caseras suyas, incluso en las entrevistas, no siempre habla así ni mucho menos. Estaba empeñado en encontrar su voz como persona, su voz fuera del escenario, cuando se cerraba la puerta de su casa. Puede que sea con lo que más disfruté, intentar descubrir esa voz.

Al contrario que en otras películas, aquí se trata de ver Elvis en su vida privada en oposición al personaje público.
Sí, y desde luego, para mí como actor, es una historia mucho más interesante porque hay misterio. Hay que resolverlo, entenderlo, aportar algo, dar algo de uno mismo. Creo que esto ofrece una mayor libertad que interpretar al artista.

¿Puedes contarnos cómo conociste a Cailee y cómo preparastéis una relación con una dinámica tan especial?
Nos pusieron en contacto casi de inmediato, unos meses antes de empezar a rodar. Hablamos por teléfono antes de quedar en Los Ángeles. Fuimos al cine, al New Beverly, y si no me equivoco, vimos Gilda. Sí, vimos Gilda, y recuerdo de que forma casi subconsciente intentaba comportarme un poco como lo habría hecho Elvis la primera vez que nos vimos. Me lo recordó cuando ya estábamos rodando. Nunca me lo dijo antes. Y aquel día me dijo: "Me di cuenta de lo que hacías". Pero éramos buenos compañeros. Sabíamos que estábamos ante un tremendo reto, y que solo lo conseguiríamos juntos.

En las películas de Sofia Coppola, el vestuario, la ropa, el maquillaje y el diseño de producción ayudan mucho a la hora de contar la historia. ¿Cómo era entrar en ese mundo?
La verdad es que todo era precioso, con detalles muy meticulosos. Rodamos en un estudio donde construyeron todos los interiores de Graceland, el vestíbulo de la entrada, la escalera, y realmente se convirtió en Graceland. De verdad, era muy auténtico, enorme. Siempre había música en el plató, nos guiaba en las escenas. Era exactamente lo uno espera cuando trabaja con Sofia Coppola y algo más.

¿La estética de los años 50, 60, 70 ayuda a contar la historia?
Desde luego. Los decorados, el vestuario, son realmente parte de toda la historia. Admiro a todos los que trabajaron en la película. Teníamos un presupuesto bajo, pero todos se esforzaron, a todos les importaba. Todos estaban allí porque querían estar. De verdad fue algo... Nunca había vivido nada igual, fue maravilloso.